sábado, 5 de diciembre de 2009

“No era sólo uno de los nuestros”.


“No era sólo uno de los nuestros. Era de todo el mundo. Su figura no es patrimonio de nadie, es de todos los demócratas. Esa es su grandeza”. Con estas palabras despedía José Montilla a Jordi Solé Tura.

Ayer fue un día triste al conocer la noticia de su muerte. En 1996 tuve la suerte de conocerlo y de coincidir durante cuatro largos años en la comisión de asuntos exteriores del parlamento. La proximidad de nuestros despachos en la tercera planta bis del parlamento español, me permitió conocerlo más de cerca. En más de una ocasión le pedí opinión y consejo en relación a los asuntos de la comisión, nunca tuve la sensación de estar molestando al profesor con mis preguntas. Era una persona de trato cercano, humilde y políticamente comprometido. Un sabio, tranquilo, de la política internacional, concretamente de los países del este. Recuerdo que cuando se estaba elaborando la primera ley sobre cooperación internacional en 1997, ley que no abarcaba las necesidades existentes, me comentó en una reunión interna, “en este parlamento se hacen demasiadas leyes, bastaría con cumplir las existentes”.

Jordi Solé Tura, un padre de la Constitución Catalán. Un Ministro de Cultura. Un político y parlamentario honesto. Una gran persona que tuve la gran suerte de conocer. Suerte profesor.