jueves, 25 de octubre de 2007

Seguimos en contacto.

Desde la semana pasada ocupo una nueva responsabilidad política entre los socialistas valencianos. Después de unos intensos días y tras la dimisión de Joan Ignasi Pla, una llamada de Pepe Blanco me sugería la posibilidad de ocuparme de la Secretaría de Organización de la Comisión Gestora de los socialistas valencianos. Como no podía ser de otra manera, mi respuesta fue afirmativa.

No puedo negar que, a pesar de toda la situación, el simple hecho de la llamada me llenó de satisfacción. Satisfacción no exenta de preocupación por la responsabilidad que conlleva un cargo como éste y ser capaz de estar a la altura de las nuevas circunstancias.

Todas estas tribulaciones, que espero compartáis, han motivado el retraso en escribir en el blog, por lo que os pido disculpas, que espero aceptéis y entendáis.

Dicho lo cual, el pasado sábado , en el Palacio de Congresos y ante más de dos mil personas, Mª Teresa Fernández de la Vega, nos anunciaba que estaba dispuesta a ser nuestra número uno por Valencia. La ovación que recibió de todos nosotros le trasladaba nuestro cariño y calor, así como nuestro deseo de contar con el mayor activo que tiene Zapatero para defender los intereses de los valencianos en las próximas elecciones generales. El acto del sábado fue un verdadero punto de inflexión para los socialistas valencianos.
Acabo pidiéndoos que sigamos conectados. Y si algún día me retraso espero que lo comprendáis y sobre todo no me desconectéis . Un saludo socialista a tod@s.

lunes, 8 de octubre de 2007

Que sigan así.

En Gandia, estamos viendo como la oposición (Bloc-PP), cada vez más, intenta crispar y tensionar la situación política local. Yo creo que, una vez pasadas las elecciones locales y tras su derrota electoral, es relativamente normal instalarse en una actitud de estas características. Tanto unos como otros, hoy por hoy, están pendientes de analizar con mayor rigor y tranquilidad el por qué de sus retrocesos electorales.

No obstante, considero que más que una estrategia propia – la de crispar- responde, más bien, a una táctica: la de cerrar filas internamente para poder abordar el duro y difícil debate que les espera en el seno de sus propios partidos tras la derrota electoral cosechada.

Mientras tanto, qué deberíamos hacer nosotros: Seguir trabajando con humildad para cumplir nuestros compromisos con los ciudadanos, esa es nuestra obligación como gobierno y nuestra responsabilidad con la ciudad. Los vecinos esperan de nosotros respuestas y no quieren crispaciones estériles que sólo intentan beneficiar supuestas tácticas personales y de partidos.

Recordando al clásico chino, Sun Tzu; “Un gobierno no debe movilizar un ejército por ira, y los jefes militares no deben provocar la guerra por cólera”, en su obra – el arte de la guerra- apunta que esta consiste en vencer sin luchar. Por consiguiente, si ellos quieren que sigan así …..

martes, 2 de octubre de 2007

Expectativas inalcanzables

Cuando desde un partido político se establecen unos objetivos o unas expectativas electorales, a sabiendas, inciertas, imposibles o inalcanzables, se comete un error estratégico que suele provocar serias consecuencias en el seno del mismo partido. Consecuencias que van desde un desgaste irreversible de sus dirigentes, pasando por una pérdida progresiva de la confianza ciudadana en el proyecto político que se representa.

Me comentaban que esto es algo similar, por poner un ejemplo, como si a la directiva del Real Valladolid Club de Fútbol se le ocurriera hacer creer a sus aficionados que el objetivo del Club esta temporada es alcanzar el campeonato de liga. Y aunque tengan todo el derecho del mundo hacerlo, saben que es materialmente imposible conseguirlo. El problema se produce, cuando reciben una goleada, en casa, del Valencia, del Madrid, del Barça o incluso del Getafe y acaben produciendo un desánimo vital entre su afición, así como una pérdida de confianza con el entrenador y su directiva. Al final, muy probablemente, acaben en segunda división.

Los partidos políticos minoritarios, suelen incurrir con mayor asiduidad en estos casos. Cuando afrontan sus campañas electorales hacen creer a su electorado que pueden alcanzar los máximos puestos de representación institucional. Ellos, saben que este objetivo es inalcanzable y no sólo lo establecen, sino que lo transmiten insistentemente en sus mensajes electorales.

Después, cuando llega la noche electoral y se abren las urnas se produce una descompresión traumática hacia la realidad. En las sedes de estos partidos vuelven las caras largas, las lágrimas, los “propósitos de enmienda y dolor de los pecados”, los fracasos personales, así como las peligrosas reflexiones de una noche de derrota y dolor. Siempre estos despertares suelen tener, muy malas “resacas”, incluso algunos, los más atrevidos, suelen encender el ventilador de las responsabilidades, buscando en otros lugares, materiales o inmateriales, el origen de sus propios errores estratégicos electorales.

Estas reflexiones, realizadas durante la dura noche electoral, son las que impiden, habitualmente, poder abordar después procesos tranquilos y coherentes de constitución de las instituciones y de gobiernos que deberán conducirnos hasta las próximas citas electorales.

Todo esto, acaba generando, como he apuntado, graves consecuencias; por una lado, una importante crisis interna de liderazgo, así como un desánimo entre el propio electorado y una perdida progresiva de simpatía electoral por la opción política representada, al que se le había asimilada unos mensajes y unas expectativas, a sabiendas, inalcanzables.

Resumiendo, hay que evitar la “auto-mentira”, o dicho de otra manera, hay que evitar establecerse metas que sabemos, con total seguridad, no vamos a poder conseguir. No porque no se deseen en lo personal, ni porque no puedan ser justas. Hay que hacerlo, por lo menos, por tu propia afición, a no ser que quieras seguir perdiéndola, o mejor dicho, perderla del todo.
Bueno, esto se lo dedico a quien le pueda servir y, sobre todo, que nadie se me enfade, es que yo simplemente, lo veo así.