sábado, 24 de enero de 2009

QUE GANDIA NO SE PARE.


Gandia, ciudad sólida, competitiva, ambiciosa, con una capacidad comercial y empresarial muy importante. Somos motor económico de la provincia de Valencia y estamos dentro de las ciudades medianas importantes en España.


Por ello, en estos momentos de crisis, el gobierno municipal de Gandia ha tomado la iniciativa a nivel comarcal y local para impulsar los dispositivos necesarios para reactivar la economía y generar empleo tanto en la ciudad como en la comarca.


Es importante que las empresas y las administraciones públicas provoquemos y transmitamos confianza con acciones claramente arriesgadas y positivas. No estamos aquí para crear problemas ni para mirar hacia otro lado, sino para dar soluciones concretas, desde la responsabilidad, y además rápidas.


¿Cómo? Utilizando instrumentos públicos y privados disponibles con un único objetivo: que esta ciudad no se pare.


Gandia está haciendo el esfuerzo inversor más importante de su historia, ya que nuestro potencial económico así nos lo permite. Ese es nuestro objetivo, impulsar nuestra capacidad inversora para realizar proyectos de obra que reactiven económicamente las empresas y den empleo a trabajadores en estos momentos de convulsión económica. Gandia invertirá más de 100 millones de euros para llevar a cabo nuestro objetivo.


Uno de los primeros pasos importantes ha sido la celebración del Pacto Territorial por el Empleo en nuestra ciudad, hace una semanas, a iniciativa de nuestro alcalde, en el que estuvieron presentes los principales alcaldes de la comarca, sindicatos y representantes de la patronal. Es un ejemplo de predisposición para llegar a acuerdos comunes y generar dispositivos concretos con los que paliar la grave crisis económica y evitar el aumento del desempleo.


Pero en este esfuerzo local hay que resaltar los proyectos ya presentados en la ciudad.
Por su importancia emblemática el proyecto en la Plaça del Tirant, con una inversión de 8,3 millones de euros, diseñada para ser referencia cultural de la ciudad de Gandia, que finalizará en 2010, año en que se conmemora el V Centenario del nacimiento de Francisco de Borja.


El Plan de Inversión Local del Gobierno de España reportará a los Ayuntamientos unos ingresos netos que ayudarán a la creación de empleo y a paliar los efectos de la crisis. Así está siendo, mediante dicho Plan nuestra ciudad recibirá 13,7 millones de euros, cuyos proyectos han sido ya aprobados por el Ministerio y recibieron el consenso más absoluto. Muestra de ello fue el acuerdo por unanimidad a los proyectos presentados por el alcalde en el Consell de Participació Ciutadana por parte de todas las asociaciones y agentes sociales de la ciudad, al igual que el consenso entre todos los grupos políticos que conformamos el Ayuntamiento.


A los 13,7 millones de euros previstos en el Plan Zapatero se suman las obras previstas por el gobierno municipal para 2009, entre las que destacan la remodelación del eje de la Vila-Nova, el tramo inicial del Passeig de les Germanies, la inversión generada con el Proyecto Urban, con una inversión de 10 millones de euros, complementados con otros cuatro del Ayuntamiento y que servirá para lograr la regeneración económica y social de los barrios de Beniopa y Santa Anna.
A ello hay que añadir los proyectos aprobados por la empresa pública de Gandia, Iniciatives Públiques, con un presupuesto de 53,2 millones de euros, entre los que destaca el plan SOS Vivienda, iniciativa acogida ya por otras administraciones y entidades, o el Plan de vivienda Social.


Importante destacar las actuaciones de concesión de obra pública que se están y se llevarán a cabo a lo largo de la legislatura y que generarán empleo en la ciudad como son el aparcamiento de la plaza Elíptica, la piscina del Raval-Benipeixcar o la realización de las obras programadas dentro del Plan Director del Agua.


Este es el ejemplo que los grupos políticos hemos de transmitir a los ciudadanos, y que al mismo tiempo es nuestro deber, aunar esfuerzos, realizar propuestas y llegar a acuerdos para mejorar la situación de los ciudadanos de Gandia y de la comarca. Nuestra oposición, la voz unísona del PP y el Bloc, debería recapacitar, los ciudadanos se cansan con tanta crítica y ni una sola propuesta.


Luchar contra el paro con nuestra capacidad inversora es nuestro objetivo y por el que lucharemos en estos momentos difíciles.Como dijo nuestro alcalde, “muchos opinan que los ayuntamientos no tienen capacidad para reactivar la economía, pero yo no estoy de acuerdo; quizá no podamos cambiar totalmente las cosas pero sí paliar las consecuencias”.

martes, 20 de enero de 2009

Presidente Barack Obama.

(discurso presidencial íntegro).

Me presento aquí hoy humildemente consciente de la tarea que nos aguarda, agradecido por la confianza que habéis depositado en mí, conocedor de los sacrificios que hicieron nuestros antepasados. Doy gracias al presidente Bush por su servicio a nuestra nación y por la generosidad y la cooperación que ha demostrado en esta transición.


Son ya 44 los estadounidenses que han prestado juramento como presidentes. Lo han hecho durante mareas de prosperidad y en aguas pacíficas y tranquilas. Sin embargo, en ocasiones, este juramento se ha prestado en medio de nubes y tormentas. En esos momentos, Estados Unidos ha seguido adelante, no sólo gracias a la pericia o la visión de quienes ocupaban el cargo, sino porque Nosotros, el Pueblo, hemos permanecido fieles a los ideales de nuestros antepasados y a nuestros documentos fundacionales. Así ha sido. Y así debe ser con esta generación de estadounidenses.


Es bien sabido que estamos en medio de una crisis. Nuestro país está en guerra contra una red de violencia y odio de gran alcance. Nuestra economía se ha debilitado enormemente, como consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de algunos, pero también por nuestra incapacidad colectiva de tomar decisiones difíciles y preparar a la nación para una nueva era. Se han perdido casas; se han eliminado empleos; se han cerrado empresas. Nuestra sanidad es muy cara; nuestras escuelas tienen demasiados fallos; y cada día trae nuevas pruebas de que nuestros usos de la energía fortalecen a nuestros adversarios y ponen en peligro el planeta.


Estos son indicadores de una crisis, sujetos a datos y estadísticas. Menos fácil de medir pero no menos profunda es la destrucción de la confianza en todo nuestro territorio, un temor persistente de que el declive de Estados Unidos es inevitable y la próxima generación tiene que rebajar sus miras. Hoy os digo que los problemas que nos aguardan son reales. Son graves y son numerosos. No será fácil resolverlos, ni podrá hacerse en poco tiempo. Pero debes tener clara una cosa, América: los resolveremos.


Hoy estamos reunidos aquí porque hemos escogido la esperanza por encima del miedo, el propósito común por encima del conflicto y la discordia. Hoy venimos a proclamar el fin de las disputas mezquinas y las falsas promesas, las recriminaciones y los dogmas gastados que durante tanto tiempo han sofocado nuestra política.


Seguimos siendo una nación joven, pero, como dicen las Escrituras, ha llegado la hora de dejar a un lado las cosas infantiles. Ha llegado la hora de reafirmar nuestro espíritu de resistencia; de escoger lo mejor que tiene nuestra historia; de llevar adelante ese precioso don, esa noble idea, transmitida de generación en generación: la promesa hecha por Dios de que todos somos iguales, todos somos libres, y todos merecemos una oportunidad de buscar toda la felicidad que nos sea posible.


Al reafirmar la grandeza de nuestra nación, sabemos que esa grandeza no es nunca un regalo. Hay que ganársela. Nuestro viaje nunca ha estado hecho de atajos ni se ha conformado con lo más fácil. No ha sido nunca un camino para los pusilánimes, para los que prefieren el ocio al trabajo, o no buscan más que los placeres de la riqueza y la fama. Han sido siempre los audaces, los más activos, los constructores de cosas -algunos reconocidos, pero, en su mayoría, hombres y mujeres cuyos esfuerzos permanecen en la oscuridad- los que nos han impulsado en el largo y arduo sendero hacia la prosperidad y la libertad.


Por nosotros empaquetaron sus escasas posesiones terrenales y cruzaron océanos en busca de una nueva vida. Por nosotros trabajaron en condiciones infrahumanas y colonizaron el Oeste; soportaron el látigo y labraron la dura tierra. Por nosotros combatieron y murieron en lugares como Concord y Gettysburg, Normandía y Khe Sahn. Una y otra vez, esos hombres y mujeres lucharon y se sacrificaron y trabajaron hasta tener las manos en carne viva, para que nosotros pudiéramos tener una vida mejor. Vieron que Estados Unidos era más grande que la suma de nuestras ambiciones individuales; más grande que todas las diferencias de origen, de riqueza, de partido.


Ése es el viaje que hoy continuamos. Seguimos siendo el país más próspero y poderoso de la Tierra. Nuestros trabajadores no son menos productivos que cuando comenzó esta crisis. Nuestras mentes no son menos imaginativas, nuestros bienes y servicios no son menos necesarios que la semana pasada, el mes pasado ni el año pasado. Nuestra capacidad no ha disminuido. Pero el periodo del inmovilismo, de proteger estrechos intereses y aplazar decisiones desagradables ha terminado; a partir de hoy, debemos levantarnos, sacudirnos el polvo y empezar a trabajar para reconstruir Estados Unidos.


Porque, miremos donde miremos, hay trabajo que hacer. El estado de la economía exige actuar con audacia y rapidez, y vamos a actuar; no sólo para crear nuevos puestos de trabajo, sino para sentar nuevas bases de crecimiento. Construiremos las carreteras y los puentes, las redes eléctricas y las líneas digitales que nutren nuestro comercio y nos unen a todos. Volveremos a situar la ciencia en el lugar que le corresponde y utilizaremos las maravillas de la tecnología para elevar la calidad de la atención sanitaria y rebajar sus costes. Aprovecharemos el sol, los vientos y la tierra para hacer funcionar nuestros coches y nuestras fábricas. Y transformaremos nuestras escuelas y nuestras universidades para que respondan a las necesidades de una nueva era. Podemos hacer todo eso. Y todo lo vamos a hacer.


Ya sé que hay quienes ponen en duda la dimensión de mis ambiciones, quienes sugieren que nuestro sistema no puede soportar demasiados grandes planes. Tienen mala memoria. Porque se han olvidado de lo que ya ha hecho este país; de lo que los hombres y mujeres libres pueden lograr cuando la imaginación se une a un propósito común y la necesidad al valor.


Lo que no entienden los escépticos es que el terreno que pisan ha cambiado, que las manidas discusiones políticas que nos han consumido durante tanto tiempo ya no sirven. La pregunta que nos hacemos hoy no es si nuestro gobierno interviene demasiado o demasiado poco, sino si sirve de algo: si ayuda a las familias a encontrar trabajo con un sueldo decente, una sanidad que puedan pagar, una jubilación digna. En los programas en los que la respuesta sea sí, seguiremos adelante. En los que la respuesta sea no, los programas se cancelarán. Y los que manejemos el dinero público tendremos que responder de ello -gastar con prudencia, cambiar malos hábitos y hacer nuestro trabajo a la luz del día-, porque sólo entonces podremos restablecer la crucial confianza entre el pueblo y su gobierno.


Tampoco nos planteamos si el mercado es una fuerza positiva o negativa. Su capacidad de generar riqueza y extender la libertad no tiene igual, pero esta crisis nos ha recordado que, sin un ojo atento, el mercado puede descontrolarse, y que un país no puede prosperar durante mucho tiempo cuando sólo favorece a los que ya son prósperos. El éxito de nuestra economía ha dependido siempre, no sólo del tamaño de nuestro producto interior bruto, sino del alcance de nuestra prosperidad; de nuestra capacidad de ofrecer oportunidades a todas las personas, no por caridad, sino porque es la vía más firme hacia nuestro bien común.


En cuanto a nuestra defensa común, rechazamos como falso que haya que elegir entre nuestra seguridad y nuestros ideales. Nuestros Padres Fundadores, enfrentados a peligros que apenas podemos imaginar, elaboraron una carta que garantizase el imperio de la ley y los derechos humanos, una carta que se ha perfeccionado con la sangre de generaciones. Esos ideales siguen iluminando el mundo, y no vamos a renunciar a ellos por conveniencia. Por eso, a todos los demás pueblos y gobiernos que hoy nos contemplan, desde las mayores capitales hasta la pequeña aldea en la que nació mi padre, os digo: sabed que Estados Unidos es amigo de todas las naciones y todos los hombres, mujeres y niños que buscan paz y dignidad, y que estamos dispuestos a asumir de nuevo el liderazgo.


Recordemos que generaciones anteriores se enfrentaron al fascismo y el comunismo no sólo con misiles y carros de combate, sino con alianzas sólidas y convicciones duraderas. Comprendieron que nuestro poder no puede protegernos por sí solo, ni nos da derecho a hacer lo que queramos. Al contrario, sabían que nuestro poder crece mediante su uso prudente; nuestra seguridad nace de la justicia de nuestra causa, la fuerza de nuestro ejemplo y la moderación que deriva de la humildad y la contención.


Somos los guardianes de este legado. Guiados otra vez por estos principios, podemos hacer frente a esas nuevas amenazas que exigen un esfuerzo aún mayor, más cooperación y más comprensión entre naciones. Empezaremos a dejar Irak, de manera responsable, en manos de su pueblo, y a forjar una merecida paz en Afganistán. Trabajaremos sin descanso con viejos amigos y antiguos enemigos para disminuir la amenaza nuclear y hacer retroceder el espectro del calentamiento del planeta. No pediremos perdón por nuestra forma de vida ni flaquearemos en su defensa, y a quienes pretendan conseguir sus objetivos provocando el terror y asesinando a inocentes les decimos que nuestro espíritu es más fuerte y no podéis romperlo; no duraréis más que nosotros, y os derrotaremos.


Porque sabemos que nuestra herencia multicultural es una ventaja, no una debilidad. Somos una nación de cristianos y musulmanes, judíos e hindúes, y no creyentes. Somos lo que somos por la influencia de todas las lenguas y todas las culturas de todos los rincones de la Tierra; y porque probamos el amargo sabor de la guerra civil y la segregación, y salimos de aquel oscuro capítulo más fuertes y más unidos, no tenemos más remedio que creer que los viejos odios desaparecerán algún día; que las líneas tribales pronto se disolverán; y que Estados Unidos debe desempeñar su papel y ayudar a iniciar una nueva era de paz.


Al mundo musulmán: buscamos un nuevo camino hacia adelante, basado en intereses mutuos y mutuo respeto. A esos líderes de todo el mundo que pretenden sembrar el conflicto o culpar de los males de su sociedad a Occidente: sabed que vuestro pueblo os juzgará por lo que seáis capaces de construir, no por lo que destruyáis. A quienes se aferran al poder mediante la corrupción y el engaño y acallando a los que disienten, tened claro que la historia no está de vuestra parte; pero estamos dispuestos a tender la mano si vosotros abrís el puño.


A los habitantes de los países pobres: nos comprometemos a trabajar a vuestro lado para conseguir que vuestras granjas florezcan y que fluyan aguas potables; para dar de comer a los cuerpos desnutridos y saciar las mentes sedientas. Y a esas naciones que, como la nuestra, disfrutan de una relativa riqueza, les decimos que no podemos seguir mostrando indiferencia ante el sufrimiento que existe más allá de nuestras fronteras, ni podemos consumir los recursos mundiales sin tener en cuenta las consecuencias. Porque el mundo ha cambiado, y nosotros debemos cambiar con él.


Mientras reflexionamos sobre el camino que nos espera, recordamos con humilde gratitud a esos valerosos estadounidenses que en este mismo instante patrullan desiertos lejanos y montañas remotas. Tienen cosas que decirnos, del mismo modo que los héroes caídos que yacen en Arlington nos susurran a través del tiempo. Les rendimos homenaje no sólo porque son guardianes de nuestra libertad, sino porque encarnan el espíritu de servicio, la voluntad de encontrar sentido en algo más grande que ellos mismos. Y sin embargo, en este momento -un momento que definirá a una generación-, ese espíritu es precisamente el que debe llenarnos a todos.


Porque, con todo lo que el gobierno puede y debe hacer, a la hora de la verdad, la fe y el empeño del pueblo norteamericano son el fundamento supremo sobre el que se apoya esta nación. La bondad de dar cobijo a un extraño cuando se rompen los diques, la generosidad de los trabajadores que prefieren reducir sus horas antes que ver cómo pierde su empleo un amigo: eso es lo que nos ayuda a sobrellevar los tiempos más difíciles. Es el valor del bombero que sube corriendo por una escalera llena de humo, pero también la voluntad de un padre de cuidar de su hijo; eso es lo que, al final, decide nuestro destino.


Nuestros retos pueden ser nuevos. Los instrumentos con los que los afrontamos pueden ser nuevos. Pero los valores de los que depende nuestro éxito -el esfuerzo y la honradez, el valor y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo- son algo viejo. Son cosas reales. Han sido el callado motor de nuestro progreso a lo largo de la historia. Por eso, lo que se necesita es volver a estas verdades. Lo que se nos exige ahora es una nueva era de responsabilidad, un reconocimiento, por parte de cada estadounidense, de que tenemos obligaciones con nosotros mismos, nuestro país y el mundo; unas obligaciones que no aceptamos a regañadientes sino que asumimos de buen grado, con la firme convicción de que no existe nada tan satisfactorio para el espíritu, que defina tan bien nuestro carácter, como la entrega total a una tarea difícil.


Éste es el precio y la promesa de la ciudadanía.


Ésta es la fuente de nuestra confianza; la seguridad de que Dios nos pide que dejemos huella en un destino incierto.


Éste es el significado de nuestra libertad y nuestro credo, por lo que hombres, mujeres y niños de todas las razas y todas las creencias pueden unirse en celebración en este grandioso Mall y por lo que un hombre a cuyo padre, no hace ni 60 años, quizá no le habrían atendido en un restaurante local, puede estar ahora aquí, ante vosotros, y prestar el juramento más sagrado.


Marquemos, pues, este día con el recuerdo de quiénes somos y cuánto camino hemos recorrido.


En el año del nacimiento de Estados Unidos, en el mes más frío, un pequeño grupo de patriotas se encontraba apiñado en torno a unas cuantas hogueras mortecinas a orillas de un río helado. La capital estaba abandonada. El enemigo avanzaba. La nieve estaba manchada de sangre. En un momento en el que el resultado de nuestra revolución era completamente incierto, el padre de nuestra nación ordenó que leyeran estas palabras:


"Que se cuente al mundo futuro... que en el más profundo invierno, cuando no podía sobrevivir nada más que la esperanza y la virtud... la ciudad y el campo, alarmados ante el peligro común, se apresuraron a hacerle frente".


América. Ante nuestros peligros comunes, en este invierno de nuestras dificultades, recordemos estas palabras eternas. Con esperanza y virtud, afrontemos una vez más las corrientes heladas y soportemos las tormentas que puedan venir. Que los hijos de nuestros hijos puedan decir que, cuando se nos puso a prueba, nos negamos a permitir que se interrumpiera este viaje, no nos dimos la vuelta ni flaqueamos; y que, con la mirada puesta en el horizonte y la gracia de Dios con nosotros, seguimos llevando hacia adelante el gran don de la libertad y lo entregamos a salvo a las generaciones futuras.


Gracias, que Dios os bendiga, que Dios bendiga a América

domingo, 11 de enero de 2009

Las medidas contra la crisis vienen del Gobierno de España.


El Gobierno socialista ha tomado la iniciativa. Mientras Francisco Camps y el PP siguen buscando argumentos para seguir enfrentando a los valencianos con Zapatero, estrategia manipuladora que hasta el momento tantos beneficios les ha aportado, el único que ha movido ficha para paliar los efectos de la crisis ha sido el Presidente Zapatero.

Un Plan de estímulo de la economía y del empleo que consta de cuatro grandes ejes:

1.-Medidas de apoyo a las familias y a las empresas: La reducción voluntaria en el pago, de hasta un 50% durante dos años, de las hipotecas para trabajadores por cuenta ajena desempleados, autónomos con cargas familiares que hayan cesado su actividad y pensionistas de viudedad con cargas familiares. También se establece una moratoria en la obligación de compra de vivienda para los titulares de cuentas ahorro-vivienda cuyo plazo termine antes de diciembre de 2.010. Destacar que las familias que hayan comprado una vivienda con la premisa de vender su residencia habitual, se amplía el plazo para que estas familias puedan hacerlo sin verse perjudicados fiscalmente.

Por otro lado, este año entra en vigor la supresión del impuesto de Patrimonio que supondrá un estímulo fiscal con un ahorro para las familias de 1.800 millones de euros y la devolución mensual anticipada del IVA que supondrán otros 6.000 millones de euros. Las familias con menores rentas comenzarán a recibir las cantidades a desgravar del IRPF este año mediante una rebaja mensual de sus retenciones. Esta medida supone un beneficio para tres millones y medio de contribuyentes que podrán acogerse a esta medida.

Para las PYMES se ha abierto una nueva línea de financiación del ICO que contará con 10.000 millones de euros para el año 2009, donde sólo se requerirá dedicar un 60% de la financiación obtenida a una nueva inversión y se permitirá que el 40% restante se destine a financiación complementaria. También desde el ICO se otorgará una moratoria de un año en el pago del principal de aquellas empresas que estén amortizando un crédito ICO-PYME durante el 2009.

2.-Medidas de Fomento del Empleo: El Fondo Extraordinario aprobado por el Gobierno Zapatero para la dinamización de la economía y la creación de empleo. Incluye dos grandes líneas con un importe de 11.000 millones de euros, dirigidas a la inversión pública en los ayuntamientos y como medida de apoyo a los sectores estratégicos. En conjunto se pretende conseguir 300.000 nuevos puestos de trabajo.

La línea creada a través del Plan de Inversión Local a los ayuntamientos, con 8.000 millones de euros destinados a obras públicas en las ciudades, se pretende crear 200.000 puestos de trabajo. Estas obras que ya se están solicitando por los ayuntamientos deberán ejecutarse durante el año 2.009.

La otra línea, dirigida básicamente a la innovación empresarial, la automoción y actuaciones vinculadas con la investigación, prestación de servicios sociales, vivienda y acciones medioambientales. Los objetivos que se marcan son, a corto plazo, reducir los costes del empleo y la financiación específica del sector a cambio del mantenimiento de los puestos de trabajo. A largo plazo garantizar la competitividad del sector incentivando la formación de los trabajadores e impulsando la innovación.

3.- Medidas de apoyo al Sistema Financiero: El conjunto de medidas de apoyo al sistema financiero adoptadas por el Gobierno comprometen recursos por importe de 250.000 millones de euros. Hasta 50.000 M€ para la compra de activos financieros y 200.000 M€ para el otorgamiento de avales del Estado a las entidades financieras en España durante 2.008 y 2.009.

4.- Por último, medidas para la modernización de la economía: Este gran eje, consiste desde la revisión del Pacto de Toledo, como reformas en el sector servicios, el trasporte, la energía y las telecomunicaciones. El Gobierno del Estado pretende con estas medidas, que se llevarán a cabo en los próximos meses, alcanzar el máximo consenso político de todos los grupos parlamentarios, comunidades autónomas y agentes sociales.

Por último, y por ello no menos importante, Zapatero ha iniciado la ronda de contactos con las Comunidades Autónomas para modificar el actual sistema de financiación autonómico aprobado por el Gobierno de Aznar que tanto ha perjudicado en estos años a la Comunitat Valenciana. Mayores recursos para las comunidades autónomas que también tendrán su oportunidad de demostrar como en tiempos de crisis económica y social son capaces de desarrollar sus prioridades políticas.

Frente a ello, asistimos a la pasividad del Gobierno de la Generalitat dirigido por Francisco Camps, el cual ha anunciado mediáticamente la creación de varios planes (Plan Estratégico de 600 millones para el impulso de la economía en agosto de 2008, Plan estratégico para las PYMES en octubre 2008, Plan de empleo en diciembre 2008) vacíos de contenido. Ninguno de los planes para paliar la crisis ha sido ejecutado por la Generalitat ni tampoco existe dotación presupuestaria específica para llevarse a cabo.

Ésa es la diferencia, un Gobierno socialista que se compromete con hechos y medidas para mejorar la situación de los ciudadanos en momentos difíciles, frente a un Gobierno autonómico que sólo anuncia planes que luego no son ejecutados, mientras las cifras valencianas de paro siguen estando muy por encima a la media estatal.

En Gandia, nuestro Alcalde ya ha empezado a tomar la iniciativa. El viernes 9 de enero, convocaba, a una mesa sectorial en Gandia, a los principales alcaldes de la comarca, agentes sociales y representantes de la patronal. El objetivo, llegar a unificar esfuerzos para frenar el incremento del desempleo, así como desarrollar políticas activas de empleo. El próximo post lo dedicaré a hablar de ellas.

viernes, 2 de enero de 2009

Que lleguen a un acuerdo.


El otro día utilizaba a Amos Oz para contestar un comentario de un amigo. Amos, es un escritor israelita que reivindica es su último trabajo “contra el fanatismo” la necesidad de llegar acuerdos entre Palestinos y el Estado Hebreo. Hoy, con la escalada de violencia que se vive en Gaza, cobra una especial importancia sus palabras, su apuesta por la Paz.

Llevan más de dos días el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas reunidos para consensuar un texto que permita un alto el fuego en la zona. Un texto propuesto por los países árabes que sólo responsabilizan a Israel de la escalada de muertos y violencia, sin hacer referencia a los misiles lanzados desde Gaza y que sirvieron como excusa a Israel para lanzar tan desproporcionado ataque.

Hay que acelerar el esfuerzo diplomático para que cese el incremento de muertos Palestinos. Hay que frenar, como sea, esta locura de bombardeos sobre la población Palestina. "Que lleguen a un acuerdo" sería la apuesta de Amos Oz.

Una última reflexión. Creo que la semilla que produce la escalada terrorista en los países árabes no es la religión, ni las situaciones económicas, ni políticas. La humillación es la semilla que convierte al ser humano en un ser potencialmente capaz de hacer cosas impensables e incompresibles. La humillación hasta la impotencia, hasta la mínima reducción de su condición de persona, la humillación provocada por un estadio de injusticia permanente. Esto es lo que provoca un cambio de actitud vital entre ciudadanos normales, que desean ser, simplemente, felices como nosotros y acaban rindiéndose en su intento.